Desde sus ancestros hasta su formación académica, todo parece acomodarse en la nervadura de la naturaleza. Arte, arqueología, París, Paraguay y un sinfín de palabras que la identifican en una historia de múltiples aprendizajes. Luna Paiva logró encontrar la manera de expresar su multiculturalidad a través de la escultura, la fotografía y el fundido en bronce de sus obras naturalistas. En cinco preguntas, nos transportamos a su mundo de pátinas.
Cuando decidiste trabajar en la técnica de la escultura fundida, ¿pensaste en la utilidad de tus obras a futuro?
Siempre busqué otras maneras de mostrar la fotografía, así fue como empecé a hacer dioramas: son paisajes tridimensionales con fondo fotográfico. La primera vez que trabajé a gran escala fue a pedido de la marca Hermès. Me encontré modelando plantas que se confundían con el paisaje fotográfico del fondo, y así generaban una sensación de profundidad. Ahí se alineó todo, y las esculturas en bronce que ya estaban en proceso encontraron su lugar dentro de mi trabajo.
¿Cuál es el paso a paso, grosso modo, del fundido en bronce?
Es una técnica que se realiza de la misma manera desde el año 200 AC. Primero hago un modelo en arcilla, otro de cera y un molde de yeso. Después de ese proceso, preparo un molde resistente a la alta temperatura del fundido en bronce, y ahí se vierte el bronce líquido junto con el modelo de cera. A medida que penetra el bronce, la cera se derrite y eso es lo que se llama la fundición a la cera perdida.
¿Cómo es el espacio perfecto para crear e inspirarte?
El espacio ideal es un taller sin WiFi. Tiene que desaparecer cualquier tipo de distracción y no puede faltar buen abrigo.
¿Se puede decir que, aun trabajando sobre la frescura de lo selvático, tus obras tienen un trasfondo de oscuridad?
Para mí es mucho más natural encontrar la armonía y forzar la naturaleza propia. Me parece interesante lo que uno puede generar. Si aparece la oscuridad, siento que voy por buen camino. Quiero encontrar la grieta, el error.
Este año lanzaste una serie en conjunto con la nueva colección de Jessica Trosman. ¿Qué es lo que más te gusta de su modo de trabajar?
Creo que, además de ser increíblemente talentosa, Jessi es muy ejecutiva. Su última colección me parece muy poderosa, tiene un nivel de ingeniería y creatividad que se supera año tras año. Fue muy fácil avanzar en la realización de las joyas. Estábamos todos muy comprometidos y en la misma sintonía. Además, en la moda hay una dinámica inagotable. Hay que reinventarse permanentemente y seguir un hilo conductor. Me parece que, aplicado al arte, ese ritmo es mucho más estimulante.
¿Querés ver que piensa Jessica de su colaboración con Luna? Descubrilo en la nota sobre Royal Tribe, su nueva colección.