Nota escrita por Lourdes Calderon.
Nuestro país queda algo lejos – eso nos suelen decir. Esto, sumado a situaciones políticas y económicas que con el tiempo retornan una y otra vez, genera complicaciones para que el arte y la cultura local formen lazos con el exterior.
Junto con el programa Art Basel Cities: Buenos Aires, las curadoras Diana Wechsler y Florencia Battiti lograron ganarle a la distancia: este diciembre se presentará la muestra “Disrupciones” en el Collins Park, en el marco de la feria Art Basel Miami Beach, uno de los eventos centrales para la esfera contemporánea. Al transcurrir en las mismas fechas y zona – entre el martes 3 y el domingo 8 de diciembre y próximo al Miami Beach Convention Center – esta es una oportunidad para que los trabajos argentinos se inserten en el ámbito internacional y alcancen un grado de visibilidad significativo.
La exhibición está conformada por esculturas de gran escala situadas en un espacio público al aire libre; es un conjunto de disrupciones en el espacio del espectador, desafiando las nociones tradicionales de arte en cuanto al lugar que debe habitar. La instalación Intemperie de Graciela Hasper, que consiste en grandes cubos de aluminio transitables, cobra un significado particular en el contexto de un parque, lugar que asociamos a los conceptos de interacción y juego en relación a estructuras metálicas. ¿Tendría las mismas connotaciones dentro de un museo?
Las obras Derrame e Invisible también invitan al espectador a intervenir. La primera, de Marcela Sinclair, se compone de diversas piedras pintadas, piedras de playa y azulejos que pueden ser manipulados para crear distintas esculturas de menor tamaño. La segunda, de Marie Orensanz, es una estructura con forma de cerradura, que solo permite ver uno de sus elementos fundamentales al situarse uno dentro de la obra misma.
Los trabajos Big Bang America de Matías Duville y Still Tree de Pablo Reinoso contrastan las ideas de naturaleza e intervención humana a partir del uso de materiales orgánicos que posibilitan la vida del hombre, una roca y un árbol, junto con materiales industriales, los cuales pueden ser tanto protectores como destructores. Son puntos de partida para pensar las actitudes del hombre frente a la naturaleza, más que relevante teniendo en cuenta los reclamos por el cuidado del medio ambiente que se dan en la actualidad.
Agustina Woodgate también reflexiona este tema. En The Source, un conjunto de fuentes en el interior de una estructura de coral, el espectador puede acercarse a consumir el elemento central de la obra: el agua. Es fundamental para el cuerpo y el planeta, pero a la vez parte de los desastres naturales que nos amenazan. Tal es el caso de Miami Beach, que según predicciones meteorológicas podría quedar cubierta bajo el agua. Es un señalamiento a problemáticas político-sociales que tienen una incidencia directa en el lugar en el que se sitúa la obra.
En todas las instalaciones el contexto se vuelve parte de la construcción de sentidos; al situar obras en un parque, estas pueden ser experimentadas de maneras nuevas. Invitan a ser pensadas en relación a nuestra realidad actual y hasta a ser manipuladas, completadas por el espectador, quien ya no solo observa sino que también actúa sobre las obras. Con más y más frecuencia el arte sale de los museos para integrarse a la vida cotidiana. Con muestras como Disrupciones, ¿por qué no recibirlo con los brazos abiertos?