Isidore Ducasse y sus Cantos de Maldoror fueron una de las influencias más importantes en la obra poética de Alejandra Pizarnik (1936-1972). La presencia del Conde de Lautréamont en el universo pizarniano parece haber crecido con el correr de los años y la acompañó en sus días finales, como lo demuestran los dos textos que publicamos aquí.
El primer poema, “en un ejemplar de «les chants de maldoror»”, forma parte del libro el infierno musical, publicado en 1971. El segundo, que no tiene título, habría sido el último que escribió Pizarnik, y fue hallado en una pizarra en el apartamento donde se suicidó el 25 de septiembre de 1972, a los 36 años.
“Aquella afirmación de Hölderlin, de que «la poesía es un juego peligroso», tiene su equivalente real en algunos sacrificios célebres: el sufrimiento de Baudelaire, el suicidio de nerval, el precoz silencio de Rimbaud, la misteriosa y fugaz presencia de Lautréamont, la vida y la obra de artaud…”, escribió la propia Pizarnik en su ensayo el verbo encarnado.
EN UN EJEMPLAR DE «LES CHANTS DE MALDOROR»
Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres
como los niños de la medianoche.
El soplo de la luz en mis huesos cuando escribo la palabra
tierra. Palabra o presencia seguida por animales perfumados;
triste como sí misma, hermosa como el suicidio; y que me
sobrevuela como una dinastía de soles.
–
*
criatura en plegaria
rabia contra la niebla
escrito
en el crepúsculo
contra
la opacidad
no quiero ir
nada más
que hasta el fondo
oh vida
oh lenguaje
oh Isidoro
Septiembre de 1972