Si nos preguntaran cuál es la marca que no deja de sorprendernos, sin dudarlo un segundo elegiríamos a Trosman. La casa creada Jessica Trosman luego de su separación de Martín Churba allá por el principio del milenio siempre tuvo una impronta muy característica, una línea que supo explorar la diseñadora y que en los engomados texturados, el relieve y la decontrucción asimátrica encontró su fuerte para convertirse en uno de los grandes íconos argentinos del diseño de autor.
Ya hace dos años que la marca, y no sin un poco de polémica, no pertenece a Jessica, pero bajo la nueva dirección de la joven Carmen Alen supo florecer con un potencial inesperado. Alejado de las texturas y retomando los cortes clásicos y la buena confección, floreció y se reinventó para un mercado siempre cambiante, exigente, ávido de más.
Desde la temporada SS2013 la propuesta fue una vuelta a los básicos, y en la nueva colección para el otoño-invierno 2013 nos encontramos con una línea que se potencia desde la sumatoria de capas y del lujo en la confección más que por la complejidad de los cortes. La silueta es cuadrada, tendiendo al oversize y los ángulos son rectos, poniendo en primer plano camisas, poleras, pantalones flair y sacos con aires masculinos.
La paleta explota en colores joya como bordeaux, azul francia, verde esmeralda y se complementa con fucsias, rosados, borravinos y cobres, con un contraste que en ocasiones genera combinaciones de bloques de color y en otros, gradientes suaves, todos combinados en telas exquisitas con terminaciones impecables.
Diseños en apariencia simple, pero con una complejidad en la construcción infinita, ideal para lograr prendas que sin aparente esfuerzo visten como ninguna. No es poca cosa.