Atravezados por un eterno paseo inmoral, aquel pasillo de vanidades ocultas, de reflejos kaleidoscópicos que impregnan nuestra vida, donde despojamos toda razón para entrar en un profundo letargo hedonista, Penélope parece estar despierta. Será la carga de los días, o tal vez la voz de Orfeo llamándola para que vuelva al mundo, pero sólo ella sabe lo que quiere escuchar, lo que puede alterar, incluso manipular… hasta que todo se disuelva en el gran continente de la ficción.
“Penélope”, una película de Selva Cine, dirigida por Agustín Adba con la actuación estelar de Cumelén Sanz, Juan Barberini y Sergio Pángaro, ganó el Fondo Metropolitano de las Artes y se estrenó en el BAFICI del 2018. Ahora va a estar disponible en Cinear.com, una plataforma de películas, series y cortos argentinos. Acá unas preguntas que le hicimos a Cumelén.
Penélope fue tu primer protagónico en el cine, ¿Cómo fue darle vida a Penélope? ¿Cómo la describirías?
Fue un proceso muy interesante. Penélope sufre una transformación en la película, y yo, personalmente, a medida que avanzaba el rodaje, también me transformé y también crecí. Me liberé de algunos prejuicios y aprendí a ser mas liberal… Penélope es una piba que sabe lo que quiere, sabe como conseguirlo y disfruta viviendo su vida a su antojo… Es despreocupada, libre y fiel a sus impulsos…
Hace poco salió una nota en Infobae donde hablás de tus escenas eróticas en la serie El Marginal, y comentás que en Penélope tuviste que hacer varias escenas hot. Y se te ve desenvuelta, con total soltura en la pantalla. ¿Cómo te preparaste para éstas escenas? ¿Las disfrutaste o fue mera actuación?
La realidad es que hasta ese momento nunca había filmado escenas de ese tipo y me daba bastante pudor mostrar mi cuerpo. El equipo me ayudó muchísimo a soltarme, y también que haya mujeres me hizo sentir más contenida. Antes de filmar las escenas charlábamos con los actores y con Agustín, y pautábamos de antemano hasta dónde íbamos a llegar, cuál era el límite, qué queríamos mostrar… Obviamente que al momento de rodarlas estaba nerviosa, no es fácil hacer una escena así… Hay tanta gente mirándote que es casi imposible relajarse y disfrutarlas.
¿Tenés alguna anécdota divertida que nos puedas compartir?
Recuerdo particularmente un día en el que estábamos filmando una de las últimas escenas de la película, y yo me resbalé y me caí mientras estábamos en toma. Era una escena muy dramática y yo por dentro estaba tentada, muriendo de la risa, esperando que Agustín dijera “corte”. Ese corte no llegó hasta que no terminó la acción, y realmente nose cómo hice para seguir adelante disimulando lo que me pasaba por dentro. Finalmente la escena quedó en el montaje de la película y cada vez que la veo me río sola, porque pareciera estar coreografiada esa caída pero la realidad es que fue un accidente, un hermoso accidente.