Si nos siguen en Instagram habrán visto que estuvimos de paseo unos días por San Francisco, una favorita Flaneur, claramente de las ciudades más lindas del mundo. Aprovechamos para caminar las calles empinadas, comer cosas ricas y visitar nuevos y viejos amigos, y, como no podía ser de otra forma, lo queremos compartir todo con ustedes.
El primer destino es ideal, una mezcla perfecta de la historia de la ciudad con el legado de la moda. Nuestros amigos de Levi’s nos invitaron a darnos una vuelta por su oficina y conocer en exclusiva el archivo histórico de la marca que allá, hace más de 150 años, inventó el jean. Saltando de contentos a solo pasos de los embarcaderos, allá vamos.
Es un viernes lluvioso y del otro lado de una puerta lateral y enteramente inocua nos recibe Lynn Downey, historiadora y archivista de la marca que un inmigrante de Bavaria llamado Levi Strauss fundaba allá por 1853. Enfundada en guantes blancos y una sonrisa imperturbable, Lynn abre un placard metálico azul brillante, una suerte de caja fuerte a prueba de terremotos, fuego y agua, en la que fila tras fila se esconden los tesoros mas valiosos del archivo de Levi Strauss & Co. Parece exagerado, pero la marca ya tuvo la amarga experiencia de haber perdido una enorme parte de su historia con el famoso terremoto que sacudió a San Francisco en 1906, en el que la casa central de Levi’s y dos de las fábricas fueron totalmente destruidas.
Las dos joyas de la corona del archivo son las primeras en salir de la bóveda. Dos jeans con casi 135 años de antigüedad se descubren entre paños de tela blanca, absolutamente impecables, tanto que, salvo por alguna rotura y el hecho de que al segundo par le falta una pierna (cortarlos era una práctica común entre los mineros, que usaban el género para emparchar sus nuevos pantalones) los dos pares de 501 parecen listos para usar. Traen un solo bolsillo en la parte trasera, ya que el doble bolsillo recién se incorporaría en 1901, bordado con la inconfundible doble costura curva de hilo, los patentados ribetes de cobre y una fortaleza y resistencia sorprendentes, logrando explicar por sí mismos cómo es que los 501 se conviertieron en la prenda más vendida de la historia.
Le sigue una caja con una muy deteriorada campera de jean, que fue encontrada en pésimas condiciones y restaurada por el equipo de la marca, una camisa de rodeo en satén verde agua y los primeros jeans Lady Levi’s creados para la mujer, hace ya 80 años, cuando reemplazar las faldas por pantalones en público era solamente aceptable a la hora vacacionar en los ranchos del oeste americano. Una Vogue ilustrada de 1935 los acompaña, con el primer visionario artículo sobre una nueva tendencia que nacía, un must-have en el guardarropas de toda chica americana.
Prendas en colaboraciones con artistas como Elton John y otras piezas de la historia de la marca vienen a continuación, pero son un par de jeans cubiertos de parches los que Lynn admite como sus preferidos. Es la historia la que, fiel a su vocación, los hace sobresalir del resto del archivo cuando le pedimos que elija su prenda favorita. Cuenta que un minero llamado Homer Campbell compró un par de jeans en 1917 en Arizona, y los mandó en 1920 a la marca junto con una carta en la que pedía explicaciones sobre por qué no le habían resultado tan buenos como sus anteriores pares. La realidad era que, por debajo de sus remiendos, el jean estaba intacto, a pesar del excesivo uso que Campbell admitía en su mensaje, confesando haberlos usado todos los días, salvo los domingos, por tres años consecutivos. Siguiendo el rastro del minero es como Lynn finalmente encontró su tumba y la fotografió con los pantalones a su lado, un gran cierre para una gran historia.
Así, cargados de anécdotas y una nueva apreciación por la marca de la etiquetita roja, salimos caminando por la bahía que los inspira a diario a seguir reescribiendo la historia. Poder usarla es más que un privilegio.