Dior Haute Couture, Spring 2014

ASHIANCE

 

Hace ya dos años que Raf Simons tomó el mando de Dior como director creativo, reemplazando al polémico y talentoso John Galliano, pero es recién ahora, en su décima colección para la casa, que parece como si finalmente, después de tanto tiempo de demostrar que realmente es el hombre indicado para preservar y continuar el legado de una casa tan emblemática, se hubiera relajado y comenzado a diseñar a gusto.

Lejos de las flores que saturaron sus colecciones previas, y con una silueta más holgada y libre, Simons sigue armando sus colecciones como un estudio de la moda a lo largo de las décadas. Este año, el espíritu liberal de los 60s no solo se tradujo en faldas amplias y ruedos más cortos, sino que se extendió a los costados de la pasarela montada en el Musée Rodin. Las presentaciones de alta costura generalmente se hacen en dos tandas: una para la prensa y otra para la lujosa clientela que es la que finalmente se hace de estas piezas únicas. Esta vez, Dior agregó una función extra para las costureras de la maison y un selecto grupo de estudiantes de moda que fueron invitados a ver la colección de cerca, un claro gesto que hace eco de los constantes esfuerzos de la casa francesa por modernizarse.

Las formas arquitecturales son un clásico en las pasadas de Simons, y esta vez fue un estudio de los círculos y las líneas, ya sean calados en las prendas o como transparencias superpuestas, las constantes en la pasarela. La paleta parecería más adecuada para el invierno, con colores oscuros como el gris, el azul y el negro como constantes en casi todos los looks, complementados por el eterno blanco y verde agua, rosa pálido y celeste bebé.

Los zapatos fueron lo más extraño de la colección. Lejos de la propuesta más naïf que encontramos en la ropa, suspensores de cuero, relieves y hasta una versión con pedrería de las zapatillas náuticas pisaron la pasarela de yeso.

El objetivo fue concreto: mostrar a la mujer desde la mismísima piel, con los géneros flotando a su alrededor y generando un movimiento revelador. “No es acerca de la quietud, de la pose de la alta costura” afirmaba Simons, señalando el dibujo sobre la única estampa de la pasarela, un cropped top con amplia falda “es sobre la mujer en la cima del mundo”.

 

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