Este joven skater profesional, Philipp Schuster, convirtió una vieja casa en Salzburg, Austria, en una pista cubierta de skate.
Toneladas de cemento, trabajo y ganas hicieron posible que ahora Schuster ande o duerma bajo el mismo techo, Schustervilla, será sin duda un lugar de encuentro para los ryders locales y los curiosos.