En pleno auge de la estética botánica para los tatuajes, nos encontramos con el trabajo de Pis Saro, una tatuadora de Crimea que toma la inspiración de diferentes especies que se va encontrando en sus viajes, después de largas caminatas por parques y jardines, y las convierte en obras realistas en la piel de sus clientes.
Tal es el parecido entre obra y objeto que la artista se caracteriza por subir a su Instagram un side-by-side para que se pueda comparar y contrastar, y difícilmente encontrar alguna diferencia.