Una de las presentaciones que nos llamó mucho la atención en la pasada semana de la Alta Costura en París fue la de Yanina, una experimentada diseñadora rusa que hizo de su colección un homenaje a la tradición del bordado, como también una reflexión poética sobre la verdadera esencia de la alta costura.
Brillante, de un lujo excepcional, la tradición y la modernidad se combinan armónicamente en las prendas, que poseen un brillo juvenil con guiños a un arte de antiguos oficios que se van diluyendo en el tiempo.
El sueño de la alta costura por parte de esta diseñadora se encara con valentía en esta colección casi puramente acromática. Cada silueta destaca la habilidad de las costureras y bordadoras de la Maison Yanina, el punto fuerte de la casa con base cercana a la plaza roja de Moscú.
La colección se llena de líneas y siluetas con inspiración proveniente del siglo XVIII, asociándose con prendas armoniosas del austero legado del folklore ruso, a las que se le suman detalles de los trajes oficiales y algunos rasgos ornamentales de la corte.
Abunda el terciopelo, las pieles y telas que generan volúmen, así como los bordados para generar estampas y recorridos por las piezas que atraviesan la propuesta. Los paneles con transparencias y los dibujos barrocos nos aproximan a una modernidad que se asocia con las últimas pasarelas de Valentino, un recurso más que válido para exaltar la figura femenina.
